Marzo 2015 - El sismo del 10 de marzo confirmó que nadie está exento de sufrir un siniestro. Ante esto, una opción es acceder a los amparos que ofrece el mercado, pero que son poco demandados.

El martes pasado, el sismo de 6,6 grados de intensidad en la escala Richter, con epicentro en Mesa de los Santos (Santander), volvió a poner en primer plano la importancia de asumir políticas para atender los requerimientos que puede generar un siniestro.

Esto significa que la gente debe entrar a la cultura del aseguramiento y que, además de optar por las pólizas obligatorias de terremoto e incendio, también debe entender que lo del martes no fue exclusivo del municipio de Betulia –quizás el que más sufrió–, sino que puede suceder en cualquier lugar.

El llamado de atención sigue vigente, si se tiene en cuenta que según la Federación de Aseguradores de Colombia (Fasecolda) en el país solo entre el 10 y el 15 por ciento de los inmuebles cuentan con un seguro, es decir, 1’200.000.

Para quienes consideran que los seguros no son esenciales, Fasecolda responde por qué sí deben estar en la agenda de prioridades: “Nuestra vivienda está sometida a varios riesgos, algunos de ellos, como un incendio o un terremoto, de naturaleza catastrófica y con la capacidad de destruir”, explica un informe de la organización.

Y agrega que existen otros como inundación y daños por humo o producidos por terceros que también pueden impactar las viviendas y lo que hay en ellas. “Son reales, tangibles y cualquiera puede ser víctima de algunos de ellos, en cualquier momento”, advierte.

Por eso, para cubrir de manera adecuada el patrimonio existe una amplia gama de seguros con diferentes tipos de cobertura y precios.

Por ejemplo, si las personas están pagando un crédito hipotecario, la casa o apartamento se encuentran protegidos contra incendio y terremoto.

Estas pólizas no incluyen lo que hay dentro de la vivienda ni tampoco los daños que se puedan generar a terceros.

Es importante anotar que en este caso el beneficiario oneroso es la entidad financiera.

Otros seguros

También están los seguros voluntarios dirigidos al hogar que amparan la estructura y los contenidos del inmueble. Se suman coberturas como hurto, responsabilidad civil y terrorismo, entre otros, que se pueden adquirir, incluso, si las personas viven en arriendo.

Según Fasecolda, la póliza del hogar es uno de los productos más versátiles del sector. Incluso, las compañías que las manejan le han sumado los llamados servicios de asistencia que atienden requerimientos de plomería, electricidad y cerrajería, entre otros.

Varias opciones para evaluar

En los diferentes productos de seguro para el hogar se encuentran generalmente estas coberturas:

  • Incendio y rayo: cubre los daños por estos eventos sucedidos dentro de la vivienda.
  • Terremoto: cubre los daños en la vivienda y sus contenidos, no solo por un terremoto sino por un temblor o una erupción volcánica.
  • Hurto: es un amparo que respalda las pérdidas ocasionadas por hurtos en el hogar. Explosión: el seguro sirve cuando se presenta una explosión dentro de la vivienda (por ejemplo: con el calentador, una olla a presión, sistemas de gas, etc.).
  • Granizo, anegación y daños por agua: cubre afectaciones en la vivienda y lo que hay dentro de ella.
  • Vientos fuertes: es una cobertura importante en la Costa atlántica y en épocas de vientos fuertes en el país.

El sector público, a prevenir

Asumir acciones para enfrentar situaciones como la del 10 de marzo debería estar en la agenda de los gobiernos locales. Por el lado de Bogotá, la Alcaldía, la Secretaría del Hábitat, la Caja de la Vivienda Popular anunciaron esta semana que a través del plan de ‘Mejoramiento integral de barrios’ aportan a la mitigación del riesgo entre los habitantes de escasos recursos.

La apuesta inicial está en Usaquén, Chapinero, Usme, Bosa y Suba, entre otras localidades de estratos 1 y 2. Las zonas intervenidas hacen parte de 26 Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ) que albergan 1.198 barrios y 2,8 millones de habitantes ubicados en la base de los cerros e incluso, en ellos.

“Para hablar de prevención de riesgos, como un deslizamiento de tierra o un sismo, se tiene que pensar primero en una mejora integral de la zona (vías, parques, proyectos de salud y legalización de viviendas)”, explica Luis Alberto Quintero, subdirector de barrios de la Secretaría Distrital del Hábitat. Así, con el programa la idea es disminuir riesgos a partir de la accesibilidad, el mejoramiento de las viviendas y el reasentamiento.

Como complemento, hay asesoría especializada sobre el estado de los hogares y capacitación a quienes construyen. “Y es que la gente urbaniza de otra manera, sin la asesoría de un especialista y, por ello, con el Sena y la Agencia de Cooperación Suiza vinculamos maestros de obra, comunidades y dueños de depósitospara que entiendan el proceso”, anota Ricardo Ramírez, asesor de la Subsecretaría de Hábitat.

Sección Vivienda EL TIEMPO