Redacción El Tiempo Vivienda

Al estar unida a la zona social, la construcción de este espacio es un reto para arquitectos y diseñadores.

La cocina dejó de ser el sitio para mantener con la puerta cerrada. Por un lado, porque el concepto de espacio abierto, conectado con la zona social y el comedor, se ganó un lugar en las nuevas construcciones. Y segundo, porque hay opciones de mobiliario y accesorios que merecen exhibirse. (Proyecte la valorización en esta zona utilizando esta herramienta sencilla y gratuita)

 

Por eso, la tendencia ha obligado a los diseñadores y arquitectos, e incluso, a las familias, a identificarla como un espacio social y no solo servicio. Según Sergio Jaramillo, vocero de Ommbû Mobiliario, “cocinar es algo que muchos apreciamos y deseamos  compartir con la familia o los amigos. Por eso, mientras lo hacemos nada mejor que disponer de un espacio que integre las dos opciones”. (El lugar en el que podrás vivir feliz)

 

El arquitecto Carlos Solórzano, de la empresa Terceto S.A.S, coincide en que esto responde a las nuevas características de las construcciones que, precisamente, mezclan el salón y el comedor.

 

Silvia Landínez, arquitecta de Al Diseño Interior, también destaca que otro motivo para diseñar este tipo de cocinas es la necesidad de que el trayecto entre uno y otro lugar sea más corto.

 

Según la arquitecta, está estrechamente ligado a preparar los alimentos pero también a organizar los platos y cubiertos, servir bebidas e interactuar. Otra razón para preferir el espacio abierto es lograr una supervisión fácil, cuando hay niños en casa.

Sin saturar

Optar por este tipo de ambiente obliga a disponer bien de cada detalle y evitar que utensilios y accesorios lo saturen.

 

“Por eso, es útil usar una barra con taburetes altos ya que permiten ahorrar más espacio que una mesa de comedor; además, se ubica fácilmente en cualquier tipo de cocina”, sugiere Mónica González, asesora comercial de Galería Murano.

 

Es clave tener accesorios y muebles que ayuden a organizar los elementos de este lugar y del comedor. Solórzano propone utilizar herrajes que optimicen los espacios de almacenaje y de trabajo. “Los carros de alacena, basureras corredizas, condimenteros, mesones abatibles, entre otros, resultan efectivos”, agrega.

 

Raúl Iriarte, director de mercadero de Q Design Home, prefiere omitir elementos pesados, pero recomienda el mobiliario traslucido, ya que, como los espejos, crea el imaginario de más área. Una cocina con todos estos implementos puede resultar costosa, pero los beneficios son diversos.

 

¿De dónde provienen las cocinas abiertas?

“Se empezaron a popularizar desde los años 80, cuando los extractores de olores se hicieron más eficientes y asequibles en la mayoría de los hogares. Esto quiere decir que en el momento de preparar las comidas los olores no iban a invadir la casa o apartamento. Los primeros ejemplos de cocinas abiertas fueron House Willey (1934) y House Jacobs (1936) de Frank Lloyd Wright, donde se utilizaban claraboyas en el techo para facilitar la salida de los olores”, afirma la arquitecta Sandra Landínez de Al Diseño Interior.

 

Colores y materiales de moda

Materiales. Mónica González, de Galería Murano, sugiere usar madera u otros elementos similares que son resistentes a la humedad y se ofrecen en variedad de colores. Además, da al espacio un toque rústico y clásico.

 

El vidrio está en auge, ya que aporta un toque elegante y llamativo. “Además, es agradable ver una cocina con color y con brillo que, de hecho, es la tendencia combinado con imitación de madera”, asegura Gonzalo Roa, gerente comercial de KÖK Mobiliario Interior, quien también sugiere tener los cajones en las islas.

 

Tonos. Lo mejor es optar por colores claros que proporcionan el efecto de luz, lo que hace que el lugar se vea más amplio.

 

Otros colores para la cocina son el blanco y el negro. Para darle más vida se recomienda el rojo y el turquesa, incluso, en el comedor. Andrés Mamanché, asesor comercial de Komodos Muebles, dice que siguen las tendencias de Leatrice Eiseman, directora de la firma Pantone, quien aconseja usar marsala, un tono que evoca el vinotinto y los rojos. “Enriquece la mente, el cuerpo y el alma”, según Eiseman.