Desde el 2014, Andrea Marmolejo comenzó a compartir videos de situaciones divertidas en sus redes sociales. En un principio, los hacía sacarles un par de carcajadas a sus amigos, cosa que se le da bien, pues para todo tiene un comentario gracioso.

 

Pero más adelante, al ver que no conseguía trabajo en lo que había estudiado, Comunicación social y periodismo, vio en este ‘hobbie’ una opción de empleo. Un amigo suyo fue quien la motivó a sacarle provecho a su talento en las redes sociales y la llevó a convertirse en influenciadora digital e ‘instagramer’.

 

Cuando comenzó, el término ‘instagramer’ ni siquiera existía. Hoy en día es una de las más reconocidas, con más de 300 mil seguidores en su cuenta de Instagram.

 

 

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Atrás quedaron sus días nómadas

 

Hace 8 años Andrea dejó la casa de sus papás  y se fue a viajar por el mundo. Todas sus pertenencias cabían en dos maletas. Pero hace tres años se radicó finalmente en Bogotá. El espacio ha sido decorado por ella, con ayuda de su mamá quien es diseñadora de interiores.

 

Uno de los propósitos que tenía cuando se fue a vivir sola era que todo lo que estuviera allí hubiese sido comprado por ella. Y así ha sido, lo cual le ha servido para valorar cada detalle de su apartamento. Por esto, no deja entrar a cualquiera a su apartamento.

 

Su espacio, un reflejo de su personalidad

 

Psicorrígida: es una de las palabras con la que mejor se identifica Andrea. En su apartamento todo está perfectamente puesto en su lugar, limpio y huele bien. Huele a calor de hogar.

 

“Soy full creyente de las energías”, dice ella. Y esa es una de las razones por las cuales nadie puede entrar a su apartamento con zapatos; deben quitárselos y ponerse unas babuchas que tiene a disposición de sus invitados, que generalmente son muy pocos.

 

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¡No están a la venta!

 

Andrea ha puesto todo su esmero en la decoración del apartamento. Cada detalle ha sido pensado minuciosamente y tiene un valor sentimental o una historia.

 

Y aunque no hay nada de allí que quisiera vender, hay ciertos elementos que ni en el peor de los casos vendería. Uno de ellos es su Sofá Chesterfield, con el cual soñó durante días enteros. Otro es su Buda, el cual tiene un significado muy especial para ella porque siente una conexión muy fuerte con esta cultura: “En otra vida debí haber sido de este lugar”, anota y se ríe. Y, por último, está su mándala, la cual se lleva todo el protagonismo de su habitación.

 

Por último, unos ‘tips’…

 

Andrea recomienda hacer una mezcla de agua con un poco de limón y rosearla con un ‘splash por el piso y luego trapear. Con esto lograrás que el polvo se pegue.

 

Y para que la nevera no huela mal, coloca una taza de café con bicarbonato en el fondo de esta.

 

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