Metrocuadrado visitó algunos de los lugares más tenebrosos en Bogotá, acompañado del parasicólogo Edwin Robles, con más de 25 años de experiencia, quien aseguró que durante el recorrido se evidenció gran actividad paranormal por la presencia de espíritus.
 

Hospital San Juan de Dios
 

En 1723 se inició la emblemática construcción que durante unos años estuvo abandonada tras su clausura en 2001, pero actualmente está parcialmente abierto.
 

En su interior habitan antiguos trabajadores del hospital y sus familias que se quedaron por necesidad, y luchando para que se les reconozca el trabajo de varias décadas. 
 

Estas personas conviven diariamente en un lugar que para muchos puede ser considerado como escalofriante por su arquitectura abandonada y sus múltiples historias sobre apariciones y fenómenos sobrenaturales.
 

El fantasma de una monja que entregaba la medicina a los pacientes, mientras las enfermeras extrañamente permanecían en un sueño profundo, es la historia más recordada por las personas que trabajaban y las que fueron atendidas en este lugar.
 

“La morgue es donde se siente más actividad, eso se debe a la gran cantidad de personas por muerte violenta que trajeron aquí”, comentó Robles mientras con grabadora en mano entró en un cuarto vacío y tenebroso, intentando capturar algunas psicofonías en este lugar donde muchos niños perdieron la vida al intentar nacer.
 

 

Cementerio Central de Bogotá
 

Es uno de los sitios más antiguos de la ciudad en donde se encuentran tumbas desde el siglo XIX. Por su valor histórico y arquitectónico es considerado como un Monumento Nacional.
 

El sitio más tenebroso del cementerio es ‘El Caracol’, un lugar con una escalera metálica que da el ingreso a un cuarto bajo tierra, en el que están restos de personas desde hace muchos años.
 

Las energías paranormales que se presentan en este sitio no se deben a esta cantidad de muertos sepultados, sino a los que por muchos años escogieron este sitio para suicidarse o traer a sus víctimas, las cuáles violaban y asesinaban.
 

Para Robles, “se sienten muy fuertes presencias en este cementerio”, sobre todo en la parte histórica donde se encuentran las tumbas de varios presidentes de Colombia. Muy cerca de estos sepulcros presidenciales se encuentran dos visitadas por personas de todo el país.
 

En la tumba de Leo Siegfried Koop muerto en 1858, llegan multitudes de personas a pedirle trabajo y vivienda por ser el fundador de la primera empresa de cerveza del país, que posteriormente se convirtió en Bavaria. También por ser el fundador del barrio La Perseverancia de Bogotá en el que construyó viviendas para sus empleados.
 

A cada lado de la estatua de bronce de Koop dejan maíz para que la tumba siempre esté rodeada de palomas. Lo extraño es que siempre ingresan por la parte izquierda debido a una energía que se mueve por el lado derecho, como lo asegura Robles explicando que todos los anímales logran percibir y ver estas energías.
 

Diagonal a esta tumba se encuentra otra que es también con estatuas de bronce y muy visitada, es la tumba de las niñas Victoria y Elvira Bodmer, sepultadas en 1903.
 

Se dice que sufrieron de una extraña enfermedad llamada ‘Sangre azul’ y que una madre, cuyo hijo sufría del mismo mal, visitó el cementerio y les pidió por la salud del menor, al poco tiempo la extraña enfermedad misteriosamente desapareció del niño. 
 

Desde entonces, mujeres visitan la tumba para pedir por la salud de sus hijos y les dejan dulces y juguetes.
 

Dentro del contexto paranormal estas tumbas presentan gran actividad por ser almas de personas que a pesar de tener más de un siglo de fallecidas las siguen invocando.
 

Restaurante La Bruja
 

Ubicado en el barrio colonial La Candelaria y en una antigua construcción que sirvió como calabozos en los que constantemente el agua daba en los tobillos de los presos.
 

La historia cuenta que una señora que buscaba su hijo desaparecido llegó a los calabozos y los guardias se enamoraron de ella. Les leía el tarot e influyó en las apariciones y espantos que se presentan desde esa época, por eso fue conocida como ‘La Bruja’.
 

Los empleados aseguran que hay un fantasma que ronda constantemente la cocina, les cambia las cosas de lugar y en ocasiones les da palmadas en la espalda. Además, varios clientes han sentido la presencia de fantasmas y han abandonado el lugar antes de terminar de cenar.
 

Agradecimientos: Edwin Robles - Parasicólogo/Magna Paranormal/Gustavo Segura - Habitante San Juan de Dios/Diego Gómez - Restaurante La Bruja.