¿Qué es un roomie y por qué cada vez más personas buscan uno en Colombia?

Si creciste viendo series como Friends o How I Met Your Mother, seguro te suena la idea: compartir apartamento, dividir gastos y hasta terminar enredado en los dramas del día a día con alguien que no es de tu familia, pero que vive bajo el mismo techo. Ese personaje, en la vida real, se llama roomie.
Y aunque pueda sonar como un concepto “muy gringo”, lo cierto es que en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali cada vez son más los que están buscando —o necesitando— un compañero de apartamento. ¿Por qué? Porque el bolsillo aprieta, porque salir de la casa de los papás no siempre es fácil, y porque las nuevas generaciones ven la independencia como algo que se puede construir poco a poco, sin esperar a tener el sueldo soñado.
Según cifras del DANE, cerca de 7,3 millones de personas en Colombia (es decir, un 40% de la población) vive en arriendo. Y aunque no existen números oficiales sobre cuántos de ellos comparten vivienda, el panorama deja algo claro: cada vez más colombianos están abiertos a hacerlo.
Pero, ojo, esto no es solo una moda pasajera, está directamente ligado al aumento del costo de vida, a nuevas formas de socializar en la ciudad y a la búsqueda de un equilibrio entre independencia y estabilidad económica.
Entonces, ¿qué es un roomie?
Un roomie es, básicamente, la persona con la que compartes techo y gastos. Desde lo más obvio como arriendo, servicios y mercado, hasta lo invisible pero igual de valioso: compañía en el día a día.
En español, la palabra más cercana sería “compañero o compañera de apartamento”. Pero la diferencia con un simple arrendatario es clara: con un roomie no solo se comparte un espacio, también se convive. Y ahí es donde entran en juego dinámicas de confianza, acuerdos y hasta la posibilidad de forjar una amistad de esas que se vuelven familia.

Ventajas de tener un roomie
Lo primero que salta a la vista es el ahorro, pero vivir con un roomie trae más beneficios de lo que parece:
- Compartir gastos: dividir arriendo y servicios siempre será un alivio para el bolsillo.
- Independencia sin esperar tanto: no necesitas ganar millones para dejar el nido familiar.
- Apoyo cotidiano: desde cocinar juntos hasta cuidar al gato o regar las plantas cuando viajas.
- Red social en casa: muchas convivencias terminan en amistades sólidas, casi como familia escogida.
De hecho, varios estudios sobre dinámicas urbanas destacan que compartir vivienda no es solo una estrategia económica, también ayuda a combatir la soledad en ciudades cada vez más grandes y frías.

Retos de vivir con un roomie
No todo es color de rosa. Vivir con alguien más implica ceder y negociar:
- Diferencias en hábitos de limpieza (el clásico: “¿por qué no lavaste los platos?”).
- Horarios opuestos: uno trasnochando, el otro madrugando.
- Invitados inesperados.
- Y la pelea más eterna de todas: ¿quién compró el papel higiénico?
Ejemplo real: en Chapinero, Bogotá, dos estudiantes comparten apartamento. Uno trabaja en un call center de noche y el otro tiene clases a las 7 a. m. El reto: turnarse la cocina sin interrumpir al otro.

¿Cómo elegir a tu roomie ideal?
Más allá de que sea puntual con el pago, hay otros factores que pesan:
- Horarios y estilo de vida: ¿es trasnochador o madrugador?
- Reglas claras: limpieza, visitas, uso de áreas comunes.
- Antecedentes básicos: laborales o académicos, para saber con quién vas a convivir.
- Expectativas: ¿solo compartir gastos o también construir amistad?
Un tip clave: redacten un pequeño contrato de convivencia. No tiene que ser algo súper formal, pero sí dejar por escrito acuerdos básicos. Así, se evitan discusiones que pueden dañar la relación.

¿Por qué es tendencia en Colombia?
- Costo del arriendo: en Bogotá, por ejemplo, un apartamento de dos habitaciones en zonas como Chapinero ronda los $2,5 millones (dato de Metrocuadrado). Compartirlo hace que sea mucho más accesible.
- Estilos de vida flexibles: muchos jóvenes prefieren gastar en experiencias, viajes o estudios que en pagar un arriendo completo.
- Coliving: cada vez más edificios están diseñados para la vida compartida, con coworking, terrazas, gimnasios y zonas sociales que fomentan comunidad.

Consejos prácticos si piensas tener roomie
- Haz una especie de entrevista previa, como si fuera un trabajo.
- Evita compartir habitación: cada uno necesita su propio espacio privado.
- Usa apps para dividir gastos (Splitwise, Tricount, hasta Excel puede servir).
- Define “territorios neutros” en la nevera o la despensa para evitar peleas por la comida.
- Y lo más importante: ten paciencia, porque la convivencia siempre trae aprendizajes.
Conclusión
Un roomie no es simplemente “alguien con quien pago la mitad del arriendo”. Es un paso hacia la independencia, una oportunidad de ahorrar y, en muchos casos, una puerta para construir vínculos humanos en medio de la vida urbana.
Claro, habrá discusiones y anécdotas dignas de chisme, pero también puede convertirse en una de las experiencias más enriquecedoras de tu vida.
Al final, vivir con un roomie es como la vida misma: un poco de caos, mucho aprendizaje y, con suerte, una amistad que dure más que el contrato de arrendamiento.
Hecho por: Daniela Salas
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