Huertos urbanos en apartamentos: guía práctica y tendencia inmobiliaria
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¿Sabías que, según la FAO, más del 55% de los alimentos frescos en algunas ciudades de Latinoamérica podrían producirse en espacios urbanos aprovechando terrazas, balcones y techos? Y, sin embargo, en Bogotá, no todos los apartamentos tienen balcones o terrazas amplias.
La contradicción es clara: cada vez más personas sueñan con sembrar su propio huerto, pero los metros cuadrados de las viviendas urbanas parecen jugar en contra.
El boom de los huertos urbanos: de tendencia global a necesidad local
No es una casualidad que en grandes ciudades como Nueva York, Barcelona o Ciudad de México hayan nacido proyectos inmobiliarios que integran huertos comunitarios en terrazas compartidas. Esta tendencia refleja un cambio en las prioridades de los propietarios y arrendatarios.
Según un estudio cubano de 2025 sobre las necesidades habitacionales de la Generación Z, el 23% de estos jóvenes valora los espacios bien distribuidos, mientras que un 18% considera que la disponibilidad de zonas verdes es un factor clave al elegir su vivienda.

La tendencia se consolida en Colombia
En Colombia, este movimiento está empezando a tomar impulso. La pandemia aceleró el interés por el contacto con la naturaleza y el autoconsumo. Un estudio de la Universidad Autónoma de Occidente (UAO) reveló cómo el comportamiento del consumidor se transformó durante el confinamiento: mientras el gasto en comida fuera del hogar se desplomó un 65,3%, la inversión en alimentos para el hogar aumentó un 23,7% y la canasta de bienestar creció un 12,2%.
Esta nueva conciencia se ha trasladado al mercado inmobiliario, donde los proyectos que ofrecen un contacto directo con la naturaleza, incluso en versiones "mini", se están volviendo considerablemente más atractivos para los compradores.
¿Y qué pasa en un apartamento de 50 m² en Bogotá?
Aquí viene lo interesante. Si vives en un apartamento pequeño, probablemente no tienes terraza amplia ni un balcón para poner materas grandes. Y aun si lo tuvieras, hay preguntas que todos nos hacemos:
· ¿El piso resistirá humedad si pongo macetas?
· ¿Qué pasa si mi cocina no recibe luz natural?
· ¿Es muy costoso invertir en un huerto casero en un espacio reducido?
Y actualmente existen alternativas como huertos hidropónicos verticales o kits de cultivo en interior con luces LED. Hoy en día, se venden en Colombia, desde $200.000 COP (Mercado Libre, 2024), y permiten sembrar lechuga, cilantro o tomates cherry en 1 m².
Eso abre una pregunta: ¿los compradores buscarán apartamentos que faciliten este tipo de prácticas? Quién sabe, pero si estás leyendo esto, probablemente no eres el único.
Los proyectos inmobiliarios que ya están montados
Algunas constructoras en Medellín y Bogotá han empezado a incorporar huertos comunitarios como amenities:
· Distrito Vera (Bogotá, 2023): ofrece terrazas verdes donde los residentes pueden tener huertos colectivos.
· Ciudad Verde (Soacha, Constructora Bolívar): no incluye huertos privados, pero sí zonas de agricultura urbana en espacios comunes.
· En Medellín, varios proyectos de Arquitectura y Concreto han incorporado cubiertas verdes y jardines productivos como parte del concepto de sostenibilidad.
No son todavía mayoría, pero son señales de hacia dónde se está moviendo la oferta inmobiliaria: vivir rodeado de verde dejó de ser exclusivo de casas campestres.
Lo que significa para el mercado inmobiliario colombiano
1. Valorización por sostenibilidad: proyectos que incluyen zonas verdes productivas pueden aumentar su atractivo, especialmente entre compradores jóvenes y extranjeros que buscan una vida sostenible.
2. Nuevos diferenciales: antes lo aspiracional era un gimnasio o una piscina, ahora también lo puede ser un huerto comunitario.
3. Demanda cambiante: según LA ONU (2020), los compradores menores de 40 años priorizan “calidad de vida y sostenibilidad” por encima de amenidades tradicionales.
¿Huerto como estilo de vida o inversión inmobiliaria?
Tener un huerto en tu apartamento pequeño puede parecer un reto logístico, pero lo que realmente marca la diferencia es cómo los proyectos inmobiliarios se adaptan a esta tendencia.
Para un comprador, puede significar dos cosas:
· Bienestar personal: sembrar en casa reduce el estrés y mejora la alimentación (dato: la Universidad de Harvard, 2020, encontró que la jardinería urbana reduce en un 20% los niveles de ansiedad).
· Valor agregado en la vivienda: invertir en un proyecto que incluya estas amenidades puede asegurar una mejor valorización a futuro, ya que conecta con una tendencia global.
Conclusión
El huerto urbano en Colombia no es solo un hobbie. Está empezando a redefinir cómo se conciben y reescriben los espacios habitacionales, especialmente en ciudades densas como Bogotá y Medellín.
La pregunta para constructores y compradores es la misma: ¿Seguiremos construyendo proyectos de vivienda sin pensar en la necesidad de contacto con la naturaleza o veremos el huerto urbano como la nueva piscina del siglo XXI?
Por: Daniela Salas
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