Karen F. García Y.

Economía y Negocios
 

En lo corrido del año, a corte de abril, los remates de inmuebles moderaron su dinámica. Sin embargo, se trata de una práctica que tiene entre su portafolio de negocios algunas personas que están buscando vivienda y otros bienes raíces. 
 

Al respecto, la Superintendencia de Notariado y Registro reveló que la cantidad de subastas en el periodo analizado sumó 1.305. Esta cifra, en comparación con los datos del mismo lapso del 2016 (1.752), representaron una caída de 25,5 por ciento.
 

La entidad, que también tiene el dato por departamentos, señaló que Cundinamarca fue el que movió más negocios; mientras que por ciudades, Bogotá mantuvo la delantera (ver gráfico).
 


 

El superintendente Jairo Mesa agregó que “casi 1.305 inmuebles fueron rematados en el primer trimestre del año, en donde más de 1.000 personas no pudieron cumplir con sus pagos y perdieron su posesión”. Para entender más el tema, EL TIEMPO consultó varios analistas sobre lo que significa participar en remates, sus oportunidades y los cuidados al participar.
 

Para comenzar 
 

Lo primero que se debe tener en cuenta es que los bienes que son rematados llaman la atención, precisamente, porque son liquidados por debajo de su valor comercial. No obstante, se trata de un proceso legal extenso, antes de poder adquirir el título de propiedad libre de deudas.
 

La ingeniera catastral, Íngrid Mora, explica que lo primero es entender que, en muchos casos, se accede a inmuebles con multas por impuestos, y deudas de administración y de servicios domésticos. Igualmente, afirma, es necesario tener la plata en el banco si se quiere cerrar el negocio.
 

“Para conocer sobre los remates hay que monitorear los periódicos de la zona y revisar las publicaciones de los juzgados. Es difícil encontrar remate, pues el Gobierno no da información, por cuenta de que cada juzgado maneja sus fechas”, indicó Mora. 
 

La parte económica
 

Una vez la persona encuentra la propiedad que le interesa, y antes de pagar al banco, se recomienda hablar con el administrador para indagar sobre el estado del inmueble. 
 

De igual forma, es importante llamar a las empresas de servicios públicos respectivas. Esto, debido a que las personas saben que va a perder la propiedad, por lo que es común que no paguen y dejen deudas pendientes.
 

El siguiente paso –para el caso de Bogotá, por mencionar uno– es contactar a la Secretaría de Hacienda, con el fin de revisar las multas por impuestos que pueda tener el inmueble.
 

El tema jurídico
 

Otra recomendación es hacer una contabilidad juiciosa del predio. Esto implica solicitar el certificado de tradición y libertad para verificar que sea el único proceso vigente ya que, dice Mora, “el juzgado no va a arreglar ningún problema legal, es decir, hay que resolverlo antes”.
 

Y, como cada caso es diferente, la ingeniera sugiere que si el interesado no tiene un buen asesor jurídico, lo mejor es no meterse en un remate. Y es que hay casos complicados, por ejemplo, cuando se trata de un predio invadido y hay que interponer una demanda de desalojo. Por eso, es necesario revisar con lupa cada caso.