Con la llegada de la pandemia originada por el coronavirus se confirmó la importancia y la necesidad de tener construcciones y ciudades saludables, que generen un impacto positivo en las personas.

 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud existen edificaciones denominadas como “enfermas”, determinadas como "el conjunto de molestias ocasionadas por la mala ventilación, la descompensación térmica, las cargas electromagnéticas y las partículas y vapores de origen químico en suspensión que circulan por el edificio en el que se vive o se trabaja”

 

Un edificio enfermo es un espacio que se caracteriza por ser completamente hermético y en el que alrededor del 20% o más de sus ocupantes sufren problemas de salud. Las causas no son de fácil identificación por ser producidos por varios factores, pero que generan malestares como: migrañas, náuseas, mareos, resfriados persistentes, irritaciones de las vías respiratorias, piel y ojos, etc. Entre estos malestares, las alergias ocupan un papel importante.

 

Las construcciones denominadas enfermas se caracterizan por tener:

 

 

Pocos o inexistentes sistemas de ventilación

 

Mala distribución del aire o recirculación parcial del mismo

 

Materiales de construcción de baja calidad

 

Suelos, paredes y tapetes de diseño interior con recubrimiento textil

 

Tienen una alta proliferación de humedades y cultivos de hongos alrededor de la red de ventilación

 

Ausencia de luz natural

 

Específicamente, la ventilación juega un papel muy importante en todas las edificaciones, sin embargo, cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que una ventilación inadecuada es una de las causas con mayor incidencia de síntomas alérgicos y respiratorios en las personas.

 

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En por esto que es determinante el mantenimiento y limpieza de los equipos y conductos de ventilación o la aplicación de acciones correctivas, como la instalación de un sistema de ventilación que garantice un adecuado aporte de aire exterior y que esté desarrollado a partir de materiales seguros y eficientes como las lanas minerales, que provienen de la arena y el vidrio reciclado (recursos naturales que se encuentran en abundancia en la naturaleza). Su aplicación permite conservar un adecuado ambiente térmico y acústico sin necesidad de requerir sistemas de alto costo energético, representando altos ahorros en consumo de energía que aportan al planeta y por ende a la vida.

 

De ahora en adelante es aún más importante hacerse las siguientes preguntas: ¿Estoy en un edificio sano? ¿Cuáles son las políticas de mantenimiento y limpieza? ¿Está certificada esta oficina con buenas prácticas? ¿Cómo puedo proteger a mi familia? ¿El lugar en donde vivo me genera bienestar?