Es frecuente que muchos arrendatarios contraten a empresas dedicadas a falsificar documentos y crear codeudores ficticios con el fin de engañar a los propietarios.

Ante la imposibilidad de conseguir un codeudor o demostrar buenos ingresos, los inquilinos acuden a empresas fantasma dedicadas a vender estas certificaciones con las respectivas confirmaciones telefónicas. Esto se presenta cuando el tomador del bien no puede -o no quiere- pagar el alquiler o desocupar.

Entonces el supuesto fiador desaparece y nadie responde por las deudas que pueden ser millonarias no sólo por el canon, sino por el abuso en consumos de servicios y la destrucción del bien.

Práctica recurrente

Lo grave es que cerca del 90 por ciento de los propietarios bogotanos optan por esta práctica; desechan la asesoría de una inmobiliaria o la seguridad de una póliza, y arriendan directamente sus casas y apartamentos.

De hecho, se han detectado unas 50 firmas que reúnen a más de 1.000 fiadores profesionales. El problema es para quienes arriendan directamente pues no tienen ni la experiencia ni las herramientas para elegir un buen inquilino.

Estas empresas de papel cobran entre 150 mil y dos millones de pesos por 'certificar a fiadores ficticios', dependiendo del valor del canon y si está dirigido a un particular, a una inmobiliaria, aseguradora o afianzadora. La mitad se paga al iniciar el 'trabajo' y el resto cuando aprueban la solicitud.

Por esta razón siempre es mejor acudir a la asesoría de un profesional en la materia a través de una firma inmobiliaria reconocida o directamente con una afianzadora o aseguradora de arrendamientos.