Un lugar que cumple 50 años de construído, con sala de cine, bar, una particular chimenea, una pecera gigante y pequeñas piscinas en el tercer piso, es su hogar y además, su academia de arte.
 

De entrada las expectativas se colman en gran parte. Algunos de los visitantes conocían la historia de la casa del millón de pesos y eso hacía más encantadora esa mañana en la que se abrirían las puertas de tan famosa vivienda.
 

Acaba de cumplir 50 años de construída y todavía despierta la curiosidad de quienes pasan cerca. Y no es para menos.
 

Cuando apenas se estrenaba, muchos sabían que numerosos encantos había al cruzar la puerta. La fachada ya parecía curiosa para la arquitectura de la época, y quienes lograban ingresar hablaban de diseños, materiales y espacios nada convencionales.
 

Eso convirtió esta casa en el centro de atención de muchos que iban que cualquier lugar de la ciudad para contemplarla. Por fortuna, Alejandra la abrió de nuevo y esta vez para recibir a unos curiosos visitantes que querían saber sobre ella y su vida dentro de la casa del millón de pesos.
 

El recorrido
 

Alejandra cautivó con su bienvenida. Después de esa sonrisa, todos apresuraron su paso y después de cruzar la puerta quedaron atónitos. Fue necesario quedarse unos segundos, girar la vista -e incluso el cuerpo- para poder tener una idea de lo que sería el recorrido. Eso sí, en algo coincidían todos: las sorpresas ya empezaron a salir.

"En este espacio hay cosas increíbles. Tenemos luz natural en la casa gracias a este techo lleno de triángulos y de huecos. Y esta columna de cristanac de colores en medio de la sala debió haber sido una locura en esa época", comentó la actriz.

 

A decir verdad todo en esta casa parece una locura. Nadie puede irse pronto y cuando deben hacerle se llevan unas inmensas ganas de volver.
 

Para empezar, el segundo piso -donde queda ubicada la entada principal-, cuenta con todo el equipamiento para 'atar' a los curiosos artistas en formación.
 

Allí se encuentran la librería, una salón de audiovisual, una oficina de promoción, sala de edición y el tesoro de Alejandra: su oficina y una hermosa pared de agua puesta hace 50 años.
 

Paso a paso
 

Hermosas escaleras flotantes - y atiborradas de diseño - llevan a particulares lugares. Las primeras -ubicadas cerca a la entrada principal-, conducen a dos espacios encantadores.
 

El primero -tercer piso-, aún no cumple función alguna en la Academia pero tiene su propio espectáculo. Allí se construyeron varias 'piscinas' pequeñas con formas de triángulos de vidrio en el fondo. Una vez llenas, generan un maravilloso efecto en el piso de abajo. Contemplarlo por minutos no es exagerado.
 

El segundo lugar -segundo piso-, se mezclan formas, colores y materiales. Allí, la columna de cristanac, una chimenea llena de color, un bar, una sala de cine con sillas removibles, instalaciones de luz por doquier y la presencia de vidrio, cuero, mármol, cristal y madera unidos con el único fin de embellecer.
 

Varios pasos al frente y alcanza a verse una pecera gigante que hace parte de los elementos 'revividos' por Alejandra. Hace algunos meses lleva haciendo varios arreglos, pero mucho de la vivienda original se conserva.
 

Y viene una última escalera flotante que lleva al jardín. En el descenso, se puede contemplar el diseño y la mezcla de materiales naturales para hacerlo inigualable y una vez abajo, la pecera parece estar a unos centímetros. En verdad, nadie quisiera salir de allí.

"Esta casa que hemos estado restaurando durante todo este año está casi lista y es para ustedes. Esta casa es su casa. Bienvenidos", dijo Alejandra Borrero, talentosa actriz y ahora, una maestra.

 

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Producción periodística / Carolina Soto Ramírez - Fotografía / Adriana Muñoz