Los objetos y muebles de origen africano e hindú, las luces y un sutil olor a vainilla definen el ambiente en el loft -que en el pasado hizo parte de un monasterio- de esta bella actriz y modelo.
 

La luz natural en la sala, que se cuela por una ventana en forma de pétalos, genera una sensación enigmática y fresca a la vez, que realza cada uno de los elementos decorativos del lugar, incluso los elefantes que sostienen la mesa de centro.
 

Así es el apartamento de Johanna Bahamón. Un lugar en el que una hamaca resulta más cómoda y funcional que un sillón. O en el que las lámparas artesanales de origen chino e hindú complementan los haces de luz mientras el olor a vainilla se apodera de cada rincón.
 

No es aventurado afirmar que este espacio es perfecto para una soltera. Ubicado en un lugar céntrico de la ciudad, cómodo, de doble altura y sobre todo decorado sin una pretensión mayor que la de crear un sitio con un sello personal, en el que su dueña se sienta a gusto luego de las extenuantes jornadas de grabación.
 

Sin embargo este ambiente, va mucho más allá y se convierte en algo mágico gracias a esa mezcla de buen gusto con objetos, tapetes y muebles provenientes de culturas lejanas. Eso sin tomar en cuenta que este apartamento hace parte de una edificación que en el pasado perteneció a un monasterio.
 

Un lugar de detalles
 

En lugar de los tradicionales muebles, el área social del apartamento cuenta con una hamaca de colores encendidos traída del Cabo de la Vela, un mueble en madera, que llevaba al lado de su padre más de 30 años, y algunas sillas pequeñas hindúes que se complementan con un hermoso tapete rectangular.

"Lo que más abunda en mi casa son las lámparas y las que más me gustan fueron traídas por mis padres de un viaje a la China", comenta Johanna mientras señala un par de luminarias color rojo ubicadas sobre las escaleras que conducen al segundo piso.

 

A propósito llama la atención casi una decena de lámparas pequeñas que adornan el techo de la habitación de Johanna y por si fuera poco, allí sobresale un espejo grande decorado con más de 20 bombillos que lo enmarcan.

"En mi cuarto la luz y la comodidad son las protagonistas. Me gusta consentirme y para eso nada mejor que una cama grande y cómoda", afirma la artista, que ha participado en telenovelas como La viuda de la mafia y Amores Cruzados.

 

Hay que contar que el ropero de Johanna es tan 'surtido' que ocupa toda la habitación principal. Por ello no hubo más remedio que situar la cama el espacio contiguo que era del vestier y que tiene vista sobre la sala.
 

Los tonos tierra predominan en la decoración e incluso en la ropa de la artista. Desde el acolchado de la cama hasta la bufanda más pequeña tienen en cualquiera de sus fibras color ocre o amarillo, sus favoritos.
 

El apartamento de Johanna es un claro ejemplo de cómo una buena decoración es producto de la creatividad y de ese toque mágico que refleja en cada rincón la personalidad del propietario de una manera agradable. Será por eso que en este loft son inevitables la sensación de tranquilidad y las ganas de no partir.
 

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Carolina Soto Ramírez / Producción periodística - Sebastián Jaramillo / Fotografías

 

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