Durante el primer trimestre del año, en Colombia el producto interno bruto (PIB) del grupo de actividades inmobiliarias y alquiler de vivienda reportó un alza de 3,22 por ciento; además, participó con el 7,9 por ciento del crecimiento del país.

 

Estos datos del Dane están ligados a una dinámica que va más allá de la tradicional compraventa de vivienda y que ahora incluye, entre otros negocios, la administración de copropiedades y los avalúos.
 

Para confirmar la fuerza que tiene la construcción en la economía nacional también hay que agregarle el dato del segmento de edificaciones, que igualmente discrimina el PIB sectorial, sumando ambos así un 11,3 por ciento.
 

“Nuestro negocio se ha especializado y ahora requiere servicios y asesorías más complejas”, dijo la gerente de la multinacional inmobiliaria Savills, Claudia Robledo, quien –precisamente– con ese potencial espera abrirse un espacio con las nuevas formas de invertir y financiarse en el sector.
 

“Hoy, las transacciones suman montos significativos que hace unos años eran impensables”, dijo la directiva.
 

En la misma línea está el director regional de la firma de servicios inmobiliarios Cushman & Wakefield, Rodrigo Estay, quien afirmó que por la buena dinámica del país, la mayor estabilidad y las mejoras sectoriales, prevé duplicar las operaciones y la facturación al 2018.
 

“Es un país que ofrece oportunidades, pues, a pesar del bajonazo económico, aún tiene un escenario positivo”, agregó.
 

Estos son apenas dos ejemplos de las posibilidades que abren operaciones cada vez más complejas y que requieren estrategias de negociación, estudios de mercado, valuación, consultoría, comercialización de activos y consecución de capital para los proyectos, entre otros frentes que generan las actividades inmobiliarias.
 

De hecho, en comparación con edificaciones, el valor agregado de estas fue mayor.
 

A esto hay que agregarle que, de acuerdo con el Dane, durante el 2015 movieron cerca de 41,6 billones de pesos, frente a los casi 17 billones que generó el otro segmento; dinámica que se ha mantenido en los últimos quince años.
 


 

Clase media, clave
 

En este entorno, el estrato medio es uno de los que están moviendo más transacciones.
 

Así lo confirmó un informe de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), que destaca que en el primer trimestre del año, el número de viviendas comercializadas con precios de hasta 162 millones de pesos (diferentes a las de interés social) creció 22 por ciento, mientras que las de 231 millones aumentaron 17 por ciento.
 

Esto también coincidió con las cifras del Dane, en las que el estrato medio-bajo participó con 35,4 por ciento en el total de metros cuadrados aprobados en el mismo lapso, seguido del medio, con 21,7 por ciento.
 

Por eso, entre los dos suman más de la mitad de lo que se licenció en el país.
 

 

Política pública y Bogotá
 

Para consolidar esta tendencia han sido determinantes los programas del Gobierno, entre ellos los que permiten que los créditos hipotecarios se respalden con un subsidio a la tasa de interés.
 

Este estímulo se evidencia en el dato de la cartera hipotecaria, que creció 17 por ciento en el primer trimestre del año, según la Superintendencia Financiera. De acuerdo con la entidad, sumó 40,8 billones en este periodo.
 

Además, el grupo de las actividades inmobiliarias y el alquiler de vivienda, al lado del de edificaciones, también tienen una lectura propia en Bogotá. A pesar de las eventualidades, se ubicó en 18 por ciento sobre el PIB de la ciudad durante el primer trimestre, según las cifras del Dane.
 

De esta forma, los servicios ofrecidos por las empresas especializadas están retomando su importancia, si se tiene en cuenta que la expectativa está puesta en el retorno de muchos constructores que habían dejado la ciudad y que esperan impulsar nuevos desarrollos e inversiones en la capital, siendo esta fundamental para impulsar el sector en el país.
 

Muestra de ello fue que durante el primer trimestre del año, el 24,6 por ciento del área iniciada en Colombia correspondió exclusivamente a lo que se generó dentro de la capital.
 

Incluso, según el reporte de Camacol, de las ventas de vivienda en el primer trimestre del año, el 18 por ciento también se concentró allí.
 

Pero no es solo vivienda, ya que de lo que se hace en el país en todo tipo de construcciones, el 22,9 por ciento correspondió Bogotá, seguido de Antioquia, con 14,4 por ciento; Valle del Cauca, 9 por ciento y Atlántico, 8,8 por ciento.
 

También la usada
 

La Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad raíz (Fedelonjas) además tiene una lectura de la importancia de las actividades inmobiliarias y de alquiler.
 

Su presidenta, María Clara Luque, coincidió en que son claves para el crecimiento económico del país y la generación de empleo.
 

Al respecto recordó que “a abril de este año, el sector ocupó a 1,69 millones de personas, con un crecimiento de 5,4 por ciento, el segundo renglón que más jalonó después de otras ramas”.
 

En este punto, la directiva destacó que “a pesar de que las ventas de vivienda usada disminuyeron, el empleo fue el encargado de impulsar el segmento analizado (actividades inmobiliarias y de alquiler), ya que mantuvo un buen desempeño y ocupó al 7,7 del total de los trabajadores del país”.
 

Crece la dinámica
 

El potencial para las empresas de servicios inmobiliarios está en que hay proyectos en construcción y otros usados, que requieren especialistas para mover negocios de renta, administración o avalúos, entre otros.  Así, las posibilidades  son mayores y eso se está fortaleciendo en el país.
 

Redacción EL TIEMPO Vivienda