Míller Castañeda Díaz
Redacción Metrocuadrado
Camilo Ruíz
Fotografía y Video

La capital de Ecuador sorprende no solo por su imponente naturaleza (la ciudad es vigilada por los volcanes de Cotopaxi, Pichincha y Cayambe), sino por la calidez de sus habitantes y por el evidente respeto a sus tradiciones.
 

Metrocuadrado recorrió las calles del Quito histórico para comprobar la imponente historia de varios siglos reflejada en los diferentes monumentos, casonas, iglesias, entre otros edificios.

Y es que Quito es considerada como la cuidad con el centro histórico más amplio y conservado de América, que junto con Cracovia, fue la primera ciudad declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
   
El recorrido inició con el hospedaje en un hotel colonial, ubicado en una de las principales y más antiguas calles de la ciudad: La Ronda. Incluso, se dice que esta calle estrecha estaba construida mucho antes de la llegada de los españoles al continente.

Es así como el hotel La Casona de La Ronda fue el primer contacto que Metrocuadrado tuvo con el Quito colonial. Aquí se descansa en medio de la comodidad que ofrecen los servicios del siglo XXI, pero en un ambiente propio de la época de la conquista española.

Desde este hotel se puede ver la imponente escultura de La Virgen de Quito, construida sobre el monte de El Panecillo, a unos 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar.

La Virgen de Quito, también conocida como La Virgen de El Panecillo, es una de las más fuertes representaciones de la Escuela Quiteña, siendo el mirador más importante de la capital ecuatoriana y donde mejor se puede ser testigo de la vida y arquitectura quiteña.

Desde esta cima, se pueden ver las 32 iglesias de Quito. Precisamente, una de las más fascinantes diferencias de la capital de Ecuador con las otras ciudades de Latinoamérica, es que la arquitectura interior y exterior de sus iglesias son una mezcla entre la influencia española y las tradiciones indígenas.

Un monumento obligado a visitar, para conocer de primera mano el estilo barroco de la arquitectura colonial religiosa de Quito es la iglesia La Compañía de Jesús, la cual transporta a los visitantes a los más de 4 siglos de historia de la ciudad. Esta inició su construcción en 1605 y se abrió de manera oficial en 1765.

Y como la gran mayoría de antepasados indígenas, las tribus de Quito reúnen cientos de mitos y leyendas que aún son contadas por sus pobladores. Entre la más contada es la que ocurrió en la iglesia de San Francisco. Según la historia, el indígena Cantuña fue el encargado de construir este templo poco tiempo después de la fundación de la ciudad. Al ver que no alcanzaba a terminarla en el tiempo pactado, el diablo le ofreció terminarla a cambio de entregarle su alma. Cantuña aceptó pero antes de que fuera entregada por el diablo quitó una piedra de la fachada de la iglesia y fue así como se salvó de ir al infierno. Es así como hoy en día se puede notar que al imponente templo le hace falta una piedra.

El centro histórico de Quito cuenta con unas 130 edificaciones coloniales, donde la religión, el arte barroco y la mezcla entre españoles e indígenas están abiertas para visitantes de todo el mundo.

Es así como el equipo de Metrocuadrado comprobó la tranquilidad y el misticismo que ofrece este importante sitio al recorrer día y noche sus principales atractivos turísticos.

La mitad del Mundo

No solo Quito es conocida por su impresionante arquitectura colonial. A unos 13 kilómetros al norte de la capital, se pueden encontrar la ciudad Mitad del Mundo, un monumento donde se mezclan las manifestaciones de los pueblos indígenas con las estructuras del modernismo (aquí se construye la sede de la Unasur).

Si usted quiere conocer la mitad del planeta, debe visitar este maravilloso lugar, donde encontrará el monumento que representa al Ecuador a través de un globo terráqueo.

Lugares para visitar en Quito y sus alrededores

La ciudad de Otavalo, ubicada a unos 110 kilómetros al norte de Quito, es uno de los territorios que más conservan sus tradiciones indígenas. Aquí se encuentra la Plaza de Ponchos, considerada como el mercado indígena más grande de América. Se dice que el libertador Simón Bolívar pasó por última vez por este pueblo (en ese entonces llamado así) en 1829, antes de que regresara a Colombia.

En la Hacienda La Compañía de Jesús se pueden encontrar las rosas ecuatorianas, catalogadas como unas de las más bellas del mundo. Sus más de 400 variaciones se dan gracias al clima y a su posición ecuatorial. Esta hacienda hace parte de la familia Jarrín, que desde hace cinco generaciones funciona como museo y cultivo de flores, luego de que perteneciera a los jesuitas, primeros dueños de la hacienda.

Volviendo al centro histórico de Quito, podemos visitar la tienda El Quinde, picada en el corazón histórico del centro histórico de la ciudad, frente a la Plaza Grande. Es el lugar ideal para salir de compras llevarse un grato recuerdo de la cultura artesanal e indígena de Quito, así como productos de la modernidad.

La Capilla del Hombre: se trata de un museo construido en la casa donde viviera el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, quien, con sus obras, quiso hacer un homenaje al ser humano, sobre todo a los pueblos indígenas de América Latina, desde el norte de México hasta Argentina. Es el lugar perfecto para que los latinoamericanos conozcamos y sintamos nuestros orígenes.

Metrocuadrado agradece este viaje inolvidable por las cosmopolitas y coloniales calles de Quito a nuestros amigos de Tame, aerolínea de Ecuador, a Quito Turismo y a la agencia colombiana de 3 Comunicaciones