Al momento de adquirir una vivienda nueva o usada, e incluso al tomar una propiedad en arriendo, es conveniente tener en cuenta los riesgos a los que está expuesta y pensar en tomar un seguro.
 

En el caso de la compra de un inmueble a través de un crédito hipotecario, lo más probable es que la entidad bancaria tenga como requisito tomar una póliza de aseguramiento de la propiedad e incluso un seguro de vida sobre quien toma el crédito. En otras ocasiones contar con un seguro es un hecho voluntario. 
 

Según la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda), el objetivo de un seguro para el hogar es “proteger la vivienda y todos sus contenidos, contra casi cualquier eventualidad”. Por eso, pensando en que más colombianos cuenten con una póliza para para proteger su patrimonio, el mercado asegurador ofrece varias opciones de coberturas con precios al alcance del consumidor.  
 

 

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Las pólizas del hogar cambian dependiendo de la compañía y de las necesidades del asegurado. De acuerdo con Fasecolda, entre lo que cubren los seguros están: daños por incendios, rayos, terremotos, temblores, erupciones volcánicas, explosiones dentro del hogar, granizo, inundaciones, vientos fuertes, humo, aeronaves y vehículos terrestres. 
 

Así mismo, existen pólizas que cubren el canon de arrendamiento que tenga que pagar el asegurado al salir temporalmente de su vivienda por estar afectada por un siniestro amparado o, si es el caso, los ingresos que recibía por arrendamiento de una vivienda si la misma resulta afectada por un siniestro y el inquilino no puede seguir allí. 
 

Cada aseguradora ofrece diferentes opciones entre planes básicos y globales, e incluso algunos de los seguros tienen la opción de recibir asistencia domiciliaria para servicios de plomería, electricidad, cerrajería, entre otros. 

 

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