Se trata de Joseph Ferdinand Cheval, un cartero francés que nació el 19 de abril de 1836 y murió el 19 de agosto de 1924 en la población de Hauterives, Francia. Él cumplió su sueño, hacer un castillo en piedra, pero tardó 33 años para terminar la construcción que hoy es considerada como un patrimonio francés.
 

Cheval vivió en la pequeña población de Châteauneuf-de-Galaure, en el departamento del Drôme, en Francia. Una noche soñó con la construcción de un palacio y con el pasar de los días este sueño sin pensarlo se iba a materializar.
 

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Todo empezó una mañana en la que Cheval cumplía su ruta de entrega del correo postal y se tropezó con una piedra en el camino. En ese momento recogió la piedra, observó su belleza y la guardó en uno de sus bolsillos.  
 


Fotos: facteurcheval.com
 

Al día siguiente, en su jornada de trabajo, volvió al mismo lugar donde había encontrado la piedra y sin pensarlo dos veces decidió recoger otra y llevársela para su casa. Día a día se convirtió en una rutina recoger piedras por 33 años, primero las guardaba en uno de los bolsillos del pantalón,  luego en una canasta y finalmente en una carretilla.
 

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Así fue su construcción
 

La construcción del ‘Palacio Ideal de Cheval’ nombre que le dio a su obra arquitectónica, inició cuando el cartero tenía 43 años de edad, en abril de 1879. Primero levantó los muros exteriores,  los cuales tardó dos décadas para terminarlos, y el resto de la obra la concluyó en trece años, cuando ya tenía 76 años de edad.
 

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La estructura mide 12 por 26 metros y tiene una altura de 14 metros. Los materiales utilizados para su construcción fueron: piedras de formas curiosas, algunos fósiles, arena y cemento. 
 

El castillo de asemeja mucho a los que construyen los niños en la arena húmeda, pero está inspirado en la biblia, en los templos de la mitología hindú, una mezquita y un castillo medieval, que correspondían a visiones que tuvo Cheval en su infancia.
 

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Un sueño inconcluso
 

Cheval anhelaba poder ser enterrado en el castillo construido por él, pero las autoridades francesas le negaron esta posibilidad. 
 

Pese a la negativa, el mensajero, que para la época tenía 78 años, compró un terreno en el cementerio del pueblo y durante los siguientes ocho años tomó la decisión de construir su propio mausoleo. Lo llamó “La tumba del silencio y descanso sin fin”, obra que terminó veinte meses antes que llegara el día de su muerte, a los 88 años.
 

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Un cartero que hizo historia
 

Aunque Cheval no era arquitecto, fue considerado como uno de los máximos exponentes del arte marginal (persona que desarrolla una labor creativa o artística empíricamente). 
 

Hoy, en el mundo artístico, es considerado como uno de los grandes exponentes de la arquitectura surrealista. Además, importantes artistas e intelectuales como Pablo Picasso, Max Ernst y Andre Breton, consideraron a Joseph Ferdinand Cheval como una inspiración para su trabajo.
 

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En el año de 1969, el novelista y político parisino André Malraux declaró el ‘Palacio Ideal de Cheval’ como un monumento histórico de Francia. 
 

Actualmente, miles de personas de todo el mundo pagan entre dos y seis euros para conocer este templo que honra la memoria de uno de los carteros más famosos de Europa. 

 

Gabriel A. Molano Rojas /Redacción
 

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