Las familias de antaño renovaban sus espacios cada 20 o 30 años. Ahora, ese tiempo bajó a 6, en promedio. Guía sobre el creciente interés en adecuar los ambientes de la casa.
 

A pesar de que el incremento en los precios de la vivienda nueva se han moderado y existen posibilidades de estrenar, aún hay personas que los consideran altos y prefieren invertir en la remodelación de la que habitan. Otros, incluso, optan por una de segunda y destinan el dinero para renovar algunos de sus espacios.
 

Sin embargo, otra tendencia que llama la atención es que los tiempos en los cuales se toma la decisión ahora son más cortos.
 

Así lo advierte Axel Magval, vicepresidente de Mercadeo de Alfa, quien señala que las personas ya no esperan veinte años o más para remodelar. Por ejemplo, en las cocinas las intervenciones se hacen cada ocho años, y en los baños, entre cinco y seis años. 
 

Respecto a otras generalidades del mercado, el consultor de banca de inversión César Llano anota que “la dinámica se está presentando, sobre todo, en los estratos 5 y 6, donde actualmente hay exceso de inventario, especialmente en Bogotá”.
 

Ante esta situación, mover algún dinero para la adecuación de los ambientes es una alternativa que sigue en alza porque –además– a la hora de las cuentas, el ahorro es evidente. Por ejemplo, en el caso de la adquisición de una casa o un apartamento usado, la ganancia puede presentarse por partida doble, ya que se adquieren áreas más grandes. 
 

Según la presidenta de la Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad Raíz (Fedelonjas), María Clara Luque, a pesar de que esta oferta también ha incrementado los precios, aún alcanza a ser, en promedio, entre 30 y 40 por ciento más barata que la nueva.
 

Sin embargo, la directiva aclara que todo depende del estrato, el sector y los años de uso. Esto significa, igualmente, que deben ser inmuebles comparables, es decir, de características similares en cuanto a estas variables. 
 

Otra ventaja del inventario de segunda es que generalmente se encuentra en sectores consolidados y, al contrario de la oferta para estrenar, ya ha surtido procesos de asentamiento y no hay que hacerle mayores intervenciones.
 

De todas formas, si es necesario realizarlas, a los futuros propietarios se les recomienda contactar a un profesional. Según el sitio web que tiene la Asobancaria con sugerencias sobre este tipo de servicios, hacerlo permite evaluar la viabilidad de las mejoras antes de iniciar las adecuaciones; incluso, asegura que omitir esto puede causar daños en la estructura.
 

Más allá de la estética
 

Otra recomendación es conocer las posibilidades de ampliación del inmueble y tener presente los acabados que estén acordes con el sector y sus características socioeconómicas. En algunos casos, esto implica surtir un trámite ante las curadurías urbanas.
 

Esta dinámica de compraventa y más negocios inmobiliarios también han obligado a las firmas de diseño y arquitectura a revaluar lo que tienen para sus clientes. Al respecto, Johanna Castillo, gerente de Mercadeo de Alfa, explica que “en Colombia la base poblacional tiene viviendas con más de diez años de construidas, en las cuales es común la remodelación de los baños, las cocinas y las salas”.
 

En este entorno, el mercado de la remodelación también se ha visto obligado a ir más allá de lo estético y a analizar el impacto de algunas decisiones económicas. Es el caso de la reforma tributaria, que también impacta los precios de varios insumos que se usan para la construcción y que, obviamente, a la hora de optar por la renovación en casa también tienen un efecto alcista.
 

En ese grupo hay materiales importados, entre ellos algunas griferías y porcelanatos, mientras que en el caso de los productos nacionales están el acero, el concreto, el ladrillo, el cemento y algunas tuberías.