Novedosa iniciativa en Bogotá que reúne marcas de comida en espacios que son ciento por ciento reciclables.

 Una plazoleta de comidas diseñada con contenedores de transporte es el nuevo proyecto de construcción sostenible inaugurado esta semana, en la calle 93 con 12, en el norte de Bogotá.

Se trata de Container City, donde están marcas como El Corral, One Pizzería, Gyropolys, The Bubble Tea Bar, Fresco, Bottega Firenze, Santo Pecado, Tea Juliette, Below Zero, Sushi To Go, Myriam Camhi y Andrés Express, entre otras que hacen parte de los doce puntos de este novedoso espacio gastronómico.

Container City estuvo a cargo del diseñador y arquitecto Alejandro Barreneche, quien lo desarrolló y construyó junto con AD Espacio Conceptual, que se encargó del diseño de los locales.

En la fase final se unió el empresario Izhak Kempwsky. De acuerdo con Barreneche, el resultado es un lugar amplio y funcional, con capacidad para 720 personas que se podrán ubicar en 180 mesas, donde disfrutarán de un espacio al aire libre pero cubierto, gracias a la seguridad y protección que brindan 730 metros de pérgolas.

Pero además de atraer grandes marcas, hacer la obra significó ir más allá y lograr espacios más amables con el medioambiente. Según Barreneche, es un centro comercial ciento por ciento reciclable. Allí, los contenedores hechos en acero son seguros y cuando los desechan no son reutilizados, lo que brinda la posibilidad de crear restaurantes ecológicamente responsables.

El piso de cada uno de los locales, que es una mezcla de plástico reciclado y cisco de café, fue un material desarrollado por un estudio de la Universidad de Los Andes, es resistente al alto tráfico y puede estar diez años sin deteriorarse, lo que lo convierte en una excelente solución, comparado con la madera.

Otra de las atracciones es la pastelería Myriam Camhi, ya que es la primera vez en el mundo que un container de 12 metros se coloca de forma vertical sin que una estructura externa lo sostenga.

 Desarrollado por una ingeniera colombiana, tiene cuatro bases de dos metros montadas en una especie de resorte. De esta forma, Bogotá entra a las grandes ligas de otras capitales como Londres, donde en el 2001 los containers empezaron a utilizarse como oficinas.

 "La idea de su funcionalidad la tomaron los holandeses como solución de vivienda y de allí solo la imaginación es límite, como lo demuestra el hecho de que exista un centro comercial en Nueva Zelanda de 230 locales y funcione en Hong Kong una universidad", explicó el arquitecto de Container City.

 Sección Vivienda / EL TIEMPO