Felipe Jaramillo - Presidente de ProColombia - Especial para EL TIEMPO
 

Con la paz, los ojos del mundo están puestos en Colombia. Es el mejor momento para trabajar conjuntamente y darle un impulso al sector de la construcción en el ámbito internacional. Un estudio reciente de Business Monitor concluyó que este sector en el país es el tercero más importante de Latinoamérica y se prevé que alcance los 42.000 millones de dólares en el 2020. 
 

Se trata de un crecimiento de casi el 50 por ciento en cinco años. Solo en el 2016, esta industria le vendió al mundo más de 353 millones de dólares en materiales para todo tipo de proyectos.
 

Puertas, ventanas y divisiones en vidrio hechas en Colombia se emplean en viviendas de Estados Unidos, hasta luminarias para carreteras en Panamá y sanitarios para hospitales en Costa Rica. Identificamos, al menos, 32 países demandantes.
 

La innovación es la clave para destacarnos en un mercado tan competitivo. Hay empresas colombianas que, por ejemplo, ofrecen un sistema de solución de construcción en serie en aluminio que se puede reutilizar hasta mil veces o postes livianos para alumbrado público. Incluso, hay oferta de materiales antisísmicos, con diseños innovadores.
 

Sabemos que la demanda internacional incentiva en Colombia el desarrollo de productos con valor agregado e innovación, y eso se verá este año en Expoconstrucción y Expodiseño desde el 16 de mayo en Corferias (Bogotá). Además, la tendencia del mercado global está enmarcada en la protección del medioambiente y en la demanda por materiales resistentes a los cambios de temperatura.
 

Los productos con más funcionalidades tienden a tener más potencial. Encontramos que hay demanda de estructuras de mayor luz, altura o esbeltez, y hasta polímeros artificiales, que por sus propiedades frente a la corrosión y al ataque químico, baja densidad y alta resistencia, son una buena alternativa a los materiales tradicionales.
 

Igualmente, materiales capaces de absorber gases de efecto invernadero y alternativas sofisticadas, como el revestimiento de suelos y fachadas exteriores con dióxido de titanio, el cual es capaz de eliminar óxido de nitrógeno y otros compuestos volátiles semejantes, mediante un proceso de oxidación provocado por la luz del sol. Las oportunidades están y, así, seguimos avanzando en el camino de la internacionalización.