Karen García y Gabriel Flórez

Redacción Vivienda
 

Los desembolsos para comprar casas y apartamentos nuevos crecieron en el 2016. Para inmuebles usados también se prestó, aunque menos.
 

De 6,6 billones de pesos movilizados para vivienda durante el año pasado, 3,7 billones se destinaron a la adquisición de oferta nueva, para un incremento de 7 por ciento frente al 2015.
 

Así lo reveló el Dane en su más reciente informe de financiación, en el cual confirmó que ni los precios altos ni eventuales impactos en las tasas de interés, han frenado la intención de comprar para estrenar. 
 

Este tipo de negocio, incluso, se encuentra por encima de la adquisición de casas y apartamentos usados, para los cuales –reveló el Dane– se entregaron 2,9 billones de pesos, que representaron una caída de 6,7 por ciento en el periodo analizado.
 

El consultor de banca de inversión, César Llano, recordó que los desembolsos se presentan al final de la venta, lo que quiere decir que la dinámica reportada por la entidad estadística sería el resultado de las unidades comercializadas, en promedio, hace uno o dos años atrás, en pleno vigor de la segunda fase del Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo (Pipe), que estimuló las ventas vía subsidio a la tasa de interés hipotecaria.
 

De hecho, agregó que el beneficio ha sido importante, especialmente para el estrato 3 en Bogotá y 4 en otras ciudades, que han soportado la dinámica, en gran parte, por la oferta residencial de precios entre 100 y 300 millones de pesos. Incluso, para Llano, la caída en los desembolsos destinados a vivienda usada se presentó porque carecieron de ese estímulo.
 

Al margen de los beneficios que han impulsado este mercado, la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) destacó recientemente que casi el 70 por ciento de lo nuevo se vende sobre planos, con unas ventajas que atraen a los interesados en la inversión.
 

Más valorización
 

Por ejemplo, la preventa permite congelar el precio del inmueble al momento de separarlo. A esto hay que sumarle que el pago de la cuota inicial se pacta a un plazo que va de 24 meses en adelante, con el valor agregado de que, al momento de recibir la vivienda, está ya ha tenido una valorización importante –según Llano– de entre 10 y 15 por ciento, aproximadamente.
 

Para Manuel Alfonso Carrillo, gerente de la inmobiliaria Avacol, otro beneficio está representado en que así la persona vaya a habitar o no la casa o el apartamento, “la preventa y lo que gana con esta lo convierten, en cierta medida, en un inversionista”.
 

Igualmente, para confirmar la preferencia por lo nuevo, vale la pena citar un estudio sobre Oferta y Demanda de Vivienda en Bogotá y Cundinamarca, realizado en el segundo semestre del 2016 por la regional de Camacol, con encuestas contratadas al Centro Nacional de Consultoría, en el que se evidenció un mayor interés en adquirir vivienda nueva.
 

De acuerdo con los resultados, un 14,6 por ciento de los hogares de la capital, equivalente a 356.000 familias, manifestó su intención en acceder a una casa o un apartamento; de estos, el 14,3 por ciento confirmó que lo quería para estrenar.
 

A pesar del buen momento de este segmento, los analistas también aclaran que esto no significa que la usada no sea una opción con buenos dividendos.


 

La usada no se descarta
 

Reconocen que aunque son evidentes las ventajas que ofrece el mercado para adquirir un inmueble ‘cero kilómetros’, la inversión en un bien de segunda no cede terreno.
 

El presidente de Avacol señala que una casa o un apartamento en este segmento, construido hace diez años, está 15 por ciento más barato que lo que hay en el inventario recién salido al mercado. Por su parte, de diez años en adelante hay una gama de posibilidades. “Obviamente –aclara el empresario– entre más viejo, la diferencia de precios es mayor; además, el estrato también influye”, anotó.
 

En la misma línea está Llano, quien identificó las posibilidades que ofrece optar por una vivienda usada: “Por ejemplo, permite acceder a más área y a la localización en sectores consolidados. Incluso, se evitan todos los problemas que implica vivir en un inmueble que tiene procesos de consolidación y asentamientos, entre otros”, enfatizó el consultor, quien destacó que otra tendencia que se sigue manteniendo es la de buscar una buena opción para remodelar, sobre todo en los estratos 5 y 6, donde actualmente se presenta una sobreoferta en algunas ciudades y sectores.
 

Inmuebles nuevos, con más ventas
 

Según datos de Camacol, la comercialización de vivienda nueva creció 2,2 por ciento en enero de este año, frente a la cifra registrada el mismo mes del 2016. Igualmente, el gremio recalcó la dinámica de la oferta no social (o de estrato medio), que va desde 100 millones de pesos, la cual tuvo un alza de 6,5 por ciento. Resaltó, también, los beneficios de compra e inversión de proyectos en preventa, construcción y unidades listas para entrega, que actualmente cuentan con oferta en todas las regiones del país. Por su parte, Manuel Alfonso Carrillo, presidente de la firma inmobiliaria Avacol, destacó el buen momento de este segmento, pero aseguró que, “con el fin de implementar el empleo y estimular el movimiento de la economía, el Gobierno debería considerar la creación de una política que alivie las tasas de interés para créditos hipotecarios de vivienda de estratos medios para abajo”. Esto impactaría del 4 hacia abajo y animaría, según Carrillo, “a que las personas inviertan más en este segmento”. No obstante –agregó–, “la medida sería difícil de instaurar en estratos altos, porque desde hace varios años no hay oferta para este mercado”.