Marzo 2014 - La expectativa de las nuevas generaciones de ser arquitectos ha aumentado en Colombia; sin embargo, en muchos casos está orientada a lo que algunos llaman “arquitectura de revista” y no a satisfacer realidades locales.

Según Francisco Beltrán Rapalino, decano de la facultad en la Universidad Gran Colombia, muchas veces los estudiantes se guían por ejemplos internacionales y obras de vanguardia, que no atienden las necesidades del país. “Aunque eso no es malo, creo que debemos ser un ente solucionador de lo local y no solo seguidores de lo que llega del exterior”, dijo Beltrán, quien también preside la Asociación Colombiana de Facultades de Arquitectura (ACFA), que ayer clausuró un foro sobre la profesión.

¿A las nuevas generaciones les interesa la arquitectura?

Hay una expectativa grande que, repito, ha crecido por las megatendencias internacionales. Insisto en que hay que atender nuestras deficiencias no solo en vivienda, sino en infraestructura y en el diseño de ciudad.

¿Los inscritos en las facultades han aumentado?

Sí. Tenemos más de 42 programas de arquitectura, mientras que en 1948 solo había dos facultades. Sin embargo, la gran mayoría están en el norte y en el occidente y podría decirse que en el 60 por ciento de Colombia no hay universidades que ofrezcan el programa.

¿Cuáles son los cambios relevantes en la profesión?

El arquitecto antes actuaba solo, pero ahora trabaja en conjunto, con otras profesiones. Incluso, él antes era solo el de obra y hoy se especializa en temas como urbanismo, diseño e innovación, ya que su labor es global.

¿Qué temas del oficio podrían considerarse obsoletos?

No creo que se hayan dejado temas de lado; solo se han especializado. Por ejemplo, hay más maestrías y doctorados sobre patrimonio y restauración de monumentos; también se está profundizando en urbanismo, demografía de ciudades y movilidad urbana, entre otros.

¿El Estado apoya a la academia o hay vacíos?

El Gobierno, el sector productivo y la academia forman un tríptico, y a veces se distancian porque los tiempos de ejecución de cada uno son distintos. Creo que aún falta mucho para que exista un equilibrio entre los tres.

¿Cómo se lograría ese equilibrio?

La academia debería salir de los salones y trabajar problemáticas reales. Por ejemplo, un déficit en la cantidad y la calidad habitacional podría resolverse con los prototipos, los diseños y la forma de ver la realidad, con las ideas de los estudiantes.

Y si nos aliamos con el sector productivo, haríamos nuevos modelos y esquemas de sistemas constructivos.

Para los futuros arquitectos

Además de informarse sobre las tendencias de arquitectura del mundo, deben estar atentos a los fenómenos locales.

Deben ser ágiles para el dibujo, pensar tridimensionalmente y actualizarse en teorías para ponerlas en práctica.

La tecnología es una aliada de los nuevos profesionales. Al tradicional Autocad hay que sumarle el manejo de otros programas de Internet.

Con el ejercicio de la arquitectura se aporta a la construcción de ciudades, pero también es un negocio. Por eso, la ética profesional debe estar en la agenda.

Sección Vivienda EL TIEMPO / Heidy Monterrosa Blanco